La piel es el órgano más grande del cuerpo, ya que lo cubre completamente. Además de servir como protección contra el calor, la luz, las lesiones y las infecciones, cada una de las capas de la piel tienen distintas funciones, algunas de ellas son:
- Protección del cuerpo frente a los traumatismos
- Regulación de la temperatura corporal
- Mantenimiento del equilibrio hidroelectrolítico
- Sensación de estímulos dolorosos y agradables
- Interviene en la síntesis de vitamina D
A lo largo de todo el cuerpo, varían las características de la piel, tales como su grosor, color y textura. Por ejemplo, la cabeza contiene más folículos capilares que cualquier otro lugar, mientras que las plantas de los pies no contienen ninguno. Además, las plantas de los pies y las palmas de las manos tienen una piel mucho más gruesa que otras zonas del cuerpo.
¿CUÁLES SON LAS CAPAS DE LA PIEL?
La piel, órgano dinámico constantemente cambiante, se compone de tres capas principales:
- Epidermis
- Dermis
- Hipodermis o capa de grasa subcutánea
Y a continuación, conoceremos sus características principales y qué funciones cumple cada una.
FUNCIONES DE LAS CAPAS DE LA PIEL
EPIDERMIS
La Epidermis es la capa que constituye la parte externa de la piel, y nos protege contra toxinas, bacterias y pérdida de líquidos. La mayor parte de las células que forman la Epidermis son queratinocitos. Estas células, producidas en la capa basal más interna, migran hacia la superficie de la piel. Mientras lo hacen van madurando y experimentando una serie de cambios. Es este proceso, conocido como queratinización (o cornificación), el que hace que cada una de las subcapas sea distinta.
La parte externa de la Epidermis, conocida como la capa córnea, es relativamente impermeable y su función es evitar que las bacterias, los virus y otras sustancias extrañas penetren en el organismo. La Epidermis (junto con otras capas de la piel) también protege los órganos internos, los músculos, los nervios y los vasos sanguíneos ante cualquier posible traumatismo. En ciertas áreas del cuerpo que requieren mayor protección, como las palmas de las manos y las plantas de los pies, la capa córnea es mucho más gruesa.
Las células especializadas llamadas melanocitos producen el pigmento melanina. Los melanocitos se originan en las células de la capa más profunda de la Epidermis, llamada capa basal.
Es justo en la Epidermis donde se forma la barrera protectora de la piel, más específicamente en la capa córnea. Esta barrera está conformada por: una película hidrolipídica, que es una emulsión compuesta por agua y lípidos (grasas) que cubre la superficie de la piel y contribuye a mantener la piel flexible; el manto ácido, que es la parte acuosa de la película hidrolipídica y proporciona a la piel su pH ligeramente ácido; y por lípidos epidérmicos, que actúan fijando la humedad y creando una barrera, ayudando a prevenir que las bacterias y los virus penetren la superficie de la piel.
DERMIS
La siguiente capa de la piel, la Dermis, es delgada y de un tejido fibroso y elástico. Los principales componentes estructurales de la dermis son el colágeno y la elastina, tejidos conectivos que confieren fuerza y flexibilidad y son los componentes vitales de la piel sana, de aspecto juvenil. Estas fibras están impregnadas de una sustancia de tipo gel (que contiene ácido hialurónico), que posee una gran capacidad para retener agua y contribuir a mantener el volumen de la piel.
De las capas de la piel, la Dermis contiene terminaciones nerviosas, glándulas sudoríparas y sebáceas, folículos pilosos y vasos sanguíneos.
Las terminaciones nerviosas detectan dolor, tacto, presión y temperatura. Algunas áreas de la piel contienen más terminaciones nerviosas que otras. Por ejemplo, los dedos de los pies y de las manos contienen muchos nervios, por lo que son bastante sensibles al tacto.
Las glándulas sudoríparas producen sudor en respuesta al calor y al estrés. El sudor está compuesto por agua, sal y otras sustancias químicas; y su función es, a medida que se evapora de la piel, refrescar al cuerpo.
Las glándulas sebáceas producen sebo en los folículos pilosos. El sebo es un aceite que mantiene la piel húmeda y suave y actúa como una barrera contra las sustancias extrañas.
Los folículos pilosos producen los diferentes tipos de vello corporal. El vello no solo contribuye al aspecto de una persona, sino que tiene una serie de importantes funciones físicas, como regular la temperatura corporal, proteger de posibles daños y acentuar las sensaciones. Además, parte del folículo contiene células madre capaces de renovar la Epidermis dañada.
Los vasos sanguíneos de la dermis nutren la piel y ayudan a regular la temperatura corporal. El calor provoca la dilatación de los vasos sanguíneos, lo que permite que grandes cantidades de sangre circulen cerca de la superficie de la piel y liberen el calor. El frío, por el contrario, causa que los vasos sanguíneos se contraigan y conserven el calor del cuerpo.
HIPODERMIS: capa de grasa subcutánea
La capa de grasa subcutánea es la más profunda de las capas de la piel y se encuentra debajo de la Dermis. La Hipodermis ayuda a aislar el cuerpo del calor y del frío, y proporciona un relleno protector que sirve para almacenar energía. La grasa se almacena en células vivas, denominadas células grasas, unidas entre sí por un tejido fibroso. El grosor de la capa de grasa puede variar desde una fracción de centímetro en los párpados hasta varios centímetros en el abdomen y en la zona de los glúteos.
Esta capa también contiene células que pueden ayudar a regenerar la piel después de una lesión.
Finalmente, aunque la piel y sus diferentes capas hacen un arduo trabajo para proteger nuestro cuerpo, la exposición constante a factores externos y los malos hábitos, pueden tener un impacto sobre su estado y deteriorar sus defensas naturales, lo que termina afectando negativamente a nuestra salud y nos vuelve más propensos a sufrir lesiones e infecciones.
Debido a esto, debemos tomar en cuenta la gran importancia de mantener la barrera protectora de la piel en óptimas condiciones, y evitar que se genere sequedad, sensibilidad e irritabilidad, para que la piel cumpla adecuadamente una de sus principales funciones, que es evitar la entrada de bacterias y agentes contaminantes a nuestro organismo.
Conclusión
Cada una de las capas de la piel cumple una función vital en la salud de la misma. De allí, proviene la importancia de darle un correcto cuidado y proporcionarle los nutrientes, la hidratación y la humectación que necesita para que logre desarrollar su proceso regenerativo de la mejor manera.
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