Es importante que los seres humanos comprendamos que nuestra piel es el órgano más grande y más expuesto de nuestro cuerpo, y de aquí se genera el valor significativo que tiene protegernos de los rayos ultravioletas. De esta forma, uno de los métodos más efectivos es la aplicación de crema protectora, las cuales se identifican por poseer un Factor de Protección Solar (SPF, por sus siglas en inglés). Pero, ¿a qué se refiere este índice?
¿Qué es el Factor de Protección Solar?
El Factor de Protección Solar indica el tiempo durante el cual un protector solar aumenta o mantiene la barrera natural de la piel contra el sol. Es decir, este tipo de productos hacen que la melanina de la piel siga protegiéndola por un tiempo determinado, sin que suframos quemaduras.
Los Factores de Protección Solar más comunes son el 15, 30, 40 y 50+, y dependerá de tu fototipo escoger el indicado. Aunque las pieles oscuras son más resistentes al sol, no olvides que igual necesitan estar protegidas.
¿Cómo funciona el Factor de Protección Solar?
El cálculo del SPF se basa en un término llamado dosis eritematógena mínima (DEM) y hace referencia a la protección frente a los rayos UVB del sol. Este cálculo es realizado por los laboratorios al lanzar un nuevo fotoprotector.
La DEM indica la cantidad mínima de rayos UVB que es capaz de provocar que la piel se ponga roja, es decir, que desencadene una quemadura solar.
SPF = DEM con fotoprotector / DEM sin fotoprotector
El SPF indica cuántas veces aumenta la DEM con protección solar, respecto a no usarla, y se obtiene dividiendo la DEM usando fotoprotector entre la DEM sin él, por lo que nos indica, en otras palabras, cuántas veces aumenta la DEM esa crema protectora frente a exponernos a UVB sin aplicarnos nada.
Debemos destacar que cada piel es distinta y cada persona debe utilizar uno u otro tipo de producto en función de su sensibilidad. Según la clasificación ideada en 1975 por Thomas B. Fitzpatrick, dermatólogo de la Universidad de Harvard, existen 6 clases diferentes en base a su tonalidad, facilidad para quemarse y capacidad para broncearse. Lo que es conocido como el fototipo.
Por ejemplo, las pieles más claras de fototipo tipo 1, pueden resistir al sol sin quemarse un menor tiempo que las pieles más oscuras. Así pues, lo ideal sería contar una protección solar de 50+ de amplio espectro, para evitar los daños ocasionados por los rayos ultravioleta. Sin olvidar que una exposición prolongada al sol, requiere de un retoque del protector solar cada 2 horas para garantizar su acción durante un mayor tiempo. Por su parte, aunque una piel de fototipo VI no requiere de un factor de protección elevado, no se escapa de los daños ocasionados por la radiación, por lo cual no debemos descartar el uso de protector solar.
Por lo tanto, es conveniente saber que cuanto más elevado sea el factor de protección, más tiempo de protección presenta. En ningún caso el factor de protección solar indica el grado de permisividad al bronceado. Asimismo, el SPF no es un valor absoluto, es simplemente un dato que permite orientar al usuario sobre el margen de tiempo adicional que puede estar expuesto al sol sin experimentar quemaduras.
Existen muchos factores que pueden distorsionar el valor del SPF. No solo los inherentes a las características de la radiación y al tipo de piel, sino también los relativos al tipo de filtro: capacidad de penetración cutánea, resistencia al agua y al sudor y el modo de aplicación. También, dependiendo del espesor de la capa de filtro solar aplicada sobre la piel, el poder de protección puede variar sensiblemente. Por lo que es importante recibir la orientación necesaria de especialistas según el producto a utilizar.
¿Por qué es importante utilizar protección solar?
Los productos con filtros solares contienen ingredientes que absorben, bloquean y/o dispersan los rayos ultravioletas del Sol (UV).
La fotoprotección solar es fundamental para evitar lesiones cutáneas como quemaduras y, con el paso del tiempo, cáncer. El sol es causante de un gran porcentaje del envejecimiento de la piel (arrugas, manchas, flacidez). Por ello es necesario protegerse bien.
Los rayos ultravioletas son capaces de romper enlaces químicos y causar ionización. Este efecto, que podría ser útil para ciertos procesos químicos, es sumamente dañino para los tejidos vivos, especialmente cuando se trata de radiación UVB y UVC.
Los rayos ultravioletas que llegan a la tierra y penetran la capa de ozono afectando a los seres vivos dado su índice de radiación, son los rayos UVA UVB. Los rayos UVA penetran la dermis e hipodermis, capas media y profunda de la piel. Los rayos UVB penetran la epidermis, capa superficial de la piel y tienen un poco más de energía que los UVA. Sus efectos son acumulativos a través de los años y está demostrado que causan el 90 % de los melanomas y otros tipos de cáncer de piel.
Por ello, en LABORATORIOS SOREL te ofrecemos los mejores productos para proteger tu piel de los rayos UVA y UVB.
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